Miles Davis Quintet Complete Recordings | Live at Konserthuset Stockholm, Sweden 1960

USD 59,40USD 71,40

Por Diego Fischerman:
Primera edición completa y debidamente restaurada en materia sonora de las históricas actuaciones del quinteto de Miles Davis en el Konserthuset de Estocolmo, en 1960. El 22 de marzo con John Coltrane en saxo tenor y el 13 de octubre junto al saxofonista Sonny Stitt el grupo suena en estado de gracia. Pero, además, en los solos de Coltrane se asoma al futuro y resulta claramente audible la reacción del público, dividido entre la admiración de algunos y la reprobación de otros.

Toda obra de arte es, a la vez, la que fue en el momento de su concepción y la que la historia construyó con ella. Es imposible no tener en cuenta que la Pasión según San Mateo, de Johann Sebastian Bach, formó parte del rito luterano en el momento de la consolidación de las culturas burguesas y que su fin era mover a la emoción de los fieles a partir de la musicalización del relato de la muerte y resurrección de Jesús. Y, es obvio, es imposible reducirla sólo a eso. El jazz, un arte del tiempo real, que sucede mientras es creado y, en algún sentido, existe en esa sola ocasión, agrega algunas dimensiones nuevas a ese cuadro de situación.
Existe, desde ya –pero no se agota allí– la relación con el disco, que es su escritura, memoria y enciclopedia. Existe aquello que jamás fue grabado y pasa a formar parte, por definición, del mito y la leyenda. Y existen, esquivas, preciosas, aquellas pocas grabaciones, a veces perdidas, muchas veces mal editadas pero siempre legendarias y con un aura de revelación, que fueron capaces de registrar los exactos momentos de inflexión de un lenguaje que se constituyó sobre la idea misma de la evolución. Y en ese paisaje ocupan un lugar ejemplar las grabaciones realizadas por el quinteto de Miles Davis en Europa en 1960, nunca hasta ahora publicadas completas y jamás con una restauración sonora acorde con la magnitud de lo que allí se registraba. En marzo Davis tocó junto con John Coltrane, Winton Kelly, Paul Chambers y Jimmy Cobb y se presentó el 20 en el Olympia de Paris y el 22 en el Konserthuset de Estocolmo. En octubre regresó pero esta vez con Sonny Sitt en el saxo. El 11 fue la actuación en el Olympia y dos días después en el Konserthuset de Estocolmo.
La escucha de las grabaciones de Miles Davis en vivo, en general, siempre muestra una versión límite de lo que aparecía en los registros de estudio de esas mismas épocas. La recepción, con los años, se ha ido centrando, lógicamente, en los discos de estudio pero las grabaciones en vivo permiten deducir otra historia, mucho más radical, en la cual el trompetista probaba a su audiencia y la llevaba hasta el abismo. La aparición de estos registros de 1960 restituyen parte de esa historia perdida. Y no se trata de cualquier historia sino de parte de lo más significativo de los rumbos que tomaría el jazz en esa década. Una historia que, en ese momento todavía estaba situada en el futuro. Estas grabaciones, como aquel pasadizo de Ray Bradbury (aunque sin mariposas en la suela del zapato), permiten espiar el momento en que unos artistas, iluminados, fueron capaces, en el pasado, de espiar aquello que estará, para siempre, en el futuro.

Características de la Restauración: Sin Compresión ni Denoiser alguno para evitar perder o deformar la calidad de sonido. Por deterioro de la toma original, se corrigieron las pérdidas de audio de uno de los canales. Se balancearon frecuencias para lograr un sonido general compensado. Se aplicaron controles para sonidos fuera de registro o “rotos”, con el fin de amabilizar la escucha. Dada la diferencia de calidad sonora entre track y track de cada uno de los conciertos, se intentó dar un sonido general lo más homogéneo posible para cada uno de ellos. En todos los casos se buscó conciliar el respeto por la estética original de las grabaciones en vivo de esa época con las posibilidades tecnológicas actuales en relación con la recuperación del timbre y de los fantasmas del sonido de cada instrumento, otorgando al registro el mayor realismo posible. Sonidos saturados provenientes de la grabación original han sido reparados. Los arreglos musicales (en especial la línea del contrabajo), y armónicos de los instrumentos pueden escucharse en balance sonoro con total transparencia y definición por primera vez en 61 años.

By Diego Fischerman

Every work of art is both what it was at the time of its conception and what history built with it. It is impossible not to consider that the Passion according to Saint Matthew, by Johann Sebastian Bach, was part of the Lutheran rite at the time of the consolidation of bourgeois cultures and that its purpose was to move the emotion of the faithful from the musicalization of the account of the death and resurrection of Jesus. And, obviously, it’s impossible to reduce it to just that. Jazz, an art of real time, which happens while it is created and, in some sense, exists on that single occasion, adds some new dimensions to that picture of situation.
There is, of course-but there is no exhaustion there-the relationship with the disc, which is its writing, memory and encyclopedia. There is that which was never recorded and becomes part, by definition, of myth and legend. And there are, elusive, precious, those few recordings, sometimes lost, often badly edited but always legendary and with an aura of revelation, who were able to record the exact turning points of a language that was built on the very idea of evolution. And in this landscape the recordings made by the quintet of Miles Davis in Europe in 1960 occupy an exemplary place, never until now published complete and never with a sound restoration according to the magnitude of what was registered there. In March Davis played alongside John Coltrane, Winton Kelly, Paul Chambers and Jimmy Cobb and performed on 20 at the Olympia in Paris and on 22 at the Konserthuset in Stockholm. In October he returned but this time with Sonny Sitt on sax. The 11th was the performance at Olympia and two days later at the Konserthuset in Stockholm.
Listening to Miles Davis’ recordings live, in general, always shows a borderline version of what appeared in the studio records of those same eras. The reception, over the years, has been focused, logically, on studio records but the live recordings allow us to deduce another story, much more radical, in which the trumpeter tested his audience and took it to the abyss.
The apparition of these 1960 recordings restore some of that lost history. And it’s not just any story but part of the most significant of the directions jazz would take in that decade. A story that, at the time, was still set in the future. These recordings, like that passage of Ray Bradbury (although without butterflies on the sole of the shoe), allow us to spy on the moment when some artists, enlightened, were able, in the past, to spy on what will be, forever, in the future.

+info

Descripción

CD1 | 22-03-1960 | Early Show

CD2 | 22-03-1960 | Late Show
CD3 | 13-10-1960 | Early Show Set 1
CD4 | 13-10-1960 | Early Show Set 2
CD5 | 13-10-1960 | Late Show Set 1
CD6 | 13-10-1960 | Late Show Set 2

(i) Debido a su alta calidad, las muestras pueden demorar unos segundos antes de comenzar a ejecutarse.

Reseña de la Prensa


Una grabación de Miles Davis con sello argentino

BAE Negocios, por Eduardo De Simone

Las reediciones, restauraciones de clásicos o apariciones de inéditos de grandes artistas pueden deparar sorpresas, algunas favorables y otras olvidables. En los últimos años leyendas del jazz fueron objeto de recuperaciones sonoras, que trajeron al presente shows que se creían perdidos o de los que no se conocían registros. Monk, Miles Davis, Bill Evans, Chet Baker o Dexter Gordon fueron algunos de los músicos que se sometieron a las nuevas escuchas, a partir de productores o sellos que se aplicaron al rescate de shows o grabaciones en estudio.
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